En diversos puntos ciegos se cuela un collage anónimo que se convierte cada noche en una vivienda modular blanda plegándose a un cuerpo y desplegándose por la mañana, pero las artes requieren testigos. Un mal hábito recorta ciertos fragmentos de la imagen y los suple con su paisaje ideal, sin embargo, forzando el desplazamiento del punto de vista con la ayuda de instrumentos ópticos organizados por el artista, reaparece inquietantemente un detalle que, antes, una desviación visual emitió
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